En la península del Barbanza, Porto do Son cuenta con 30 kilómetros de costa frente a la ría de Muros y Noia. Y, por supuesto, con estupendos arenales, casi vírgenes, y paisajes para desconectar y relajarse. Además, es interesante su patrimonio cultural y arqueológico. Os contamos qué ver en Porto do Son, donde se encuentra Villa Carolina.
Las mejores playas
Porto do son cuenta con más de una veintena de playas, con pocos bañistas y excepcionales paisajes, en los que se unen el verde de la naturaleza y el azul del agua, como la de Espiñeirido, en la que sólo se escucha el mar.
Al lado, se encuentra la playa de Seráns, con una estupenda pasarela, para dar paseos o practicar running.
As Furnas también es espectacular. De arena blanca y algo ventosa, destacan sus piscinas naturales, labradas en la piedra por el oleaje. Son como pequeños lagos, “furnas”, y dan nombre al arenal.
A pie del Castro de Baroña, está Area Longa, playa abierta, de 350 metros de longitud, nudista y de arena fina. No hay que confundirla con otro de los magníficos arenales del municipio, el de Areas Longas o Basoñas.
También destacan las playas de Aguieira, con su mirador; As Seiras, Ornada; la semiurbana de Arnela, o las de Río Sieira y Fonforrón. Las dos últimas cambian completamente según la marea. De hecho, Fonforrón, con sus cuevas, solo aparece con marea baja.
Tradición marinera
Además de las playas, merecen una visita los puertos pesquero y deportivo de Porto do Son, comunicados entre sí. El Club Náutico ofrece la posibilidad de practicar deportes como pesca deportiva, surf o kayak. El puerto pesquero ofrece una bonita estampa de las embarcaciones tradicionales. Muy cerca, en la lonja, se puede ver la subasta de las capturas del día.
Y una curiosidad sobre el enclave marinero. Porto do Son es uno de los puertos en los que se inicia la variante del Camino de Santiago por la ría de Muros y Noia.
Y para ahondar en la cultura marinera del municipio, son interesantes el Museo Marea, centro etnográfico en el que se exponen piezas de distintas localidades de la ría, relacionadas con los trabajos del mar. Incluso se puede ver una dorna, embarcación típica de la zona.
Y si hablamos de qué ver en Porto do Son, as “Fábricas da salga” son otra muestra de los trabajos tradicionales de localidad. A principios del siglo XIX, empresarios catalanes pusieron en marcha fábricas de salazón para comercializar sardinas. Muy abundantes en las costas gallegas. Todavía quedan algunas de las viejas fábricas, reconvertidas en viviendas o locales de hostelería.
El recorrido por la cultura marinera puede culminar en el santuario del Carmen, patrona de los marineros. Se encuentra en Porto Nadelas y se accede por una pasarela de madera. Se trata de un templo excavado en la roca.
Uno de los castros mejor conservados de Galicia
Sin duda, una de las joyas del municipio es el Castro de Baroña. Se trata de un asentamiento fortificado de la Edad de Hierro que, se estima, estuvo en uso entre los siglos I a. C. y I d. C. Bien conservado, su mayor atractivo es el propio enclave sobre el que se asienta, con vistas al mar.
Se encuentra abierto al público y perfectamente señalizado. Se distinguen su sistema defensivo y muralla. También una treintena de estructuras circulares, que los habitantes del castro empleaban como viviendas o espacios para el desarrollo de distintas actividades, y que se agrupan en tres plataformas, adaptadas al terreno.
Además, el castro cuenta con un Centro de información que ayuda a comprender mejor su historia. Sin embargo, no está abierto todo el año.
Patrimonio y naturaleza
Junto a los deportes náuticos y de aventura, Porto do Son ofrece diferentes rutas de senderismo que permiten conocer de modo reposado el entorno.
La llamada “Senda Litoral” enlaza la costa, de norte a sur, a lo largo de 30 km; desde Punta Cabalo, en la parroquia de Miñortos a Espiñeirido.
Además, existen otras 16 rutas señalizadas, para distintos niveles de dificultad, y de distinta duración. Son recorridos circulares desde Portosín a las lagunas de Xuño y Muro. Son lagunas litorales unidades por una entrada de mar y resguardas del oleaje por dunas y vegetación. Forman parte del Complejo Húmedo de Corrubedo.
Cualquier paseo por las tierras de Porto do Son puede conducir a sorpresas, como la cascada de Ribasieira o Madalena, los molinos de San Tomé o diversos petroglifos, como los del monte de A Gurita o el de Laxe da Sartaña, cerca de la playa de Porto Nadelas.
Por otra parte, se puede disfrutar de espectaculares puestas de sol a través de distintos miradores, como el del monte Tahúme, el de Caamaño, el del Monte Enxa o el de la Atalaia, que el núcleo urbano, que permite contemplar la ría de Muros y Noia. También interesantes son el mirador del Faro Cabeiro, con vistas a la playa de igual nombre, o el del monte Irote.